CONTRA EL BARRO DEL PODER, LA DIGNIDAD DE LA UCO**: La carta del general Garrido que denuncia la persecución institucional
La Carta del General Garrido ha sido un descubrimiento

La Unidad Central Operativa (UCO) sufre una campaña de desprestigio que busca paralizar investigaciones clave. El general D. Pedro Garrido Roca, en una contundente carta abierta, defiende a sus compañeros y alerta sobre una grave crisis institucional que pone en peligro el Estado de Derecho.
Una campaña institucional trata de ensuciar a quienes aún creen en la justicia. La carta del General Garrido rompe el silencio y señala con claridad a los responsables.
Como bien informa Diego Miranda, Director de Operaciones del Grupo GEES Spain, la mayor amenaza en España ya no es el terrorismo, sino la amenaza COCIDIT: crimen organizado, corrupción institucional y delincuencia transnacional.
La UCO está pagando un alto precio por cumplir con su deber. Sus agentes —profesionales, íntegros, discretos, tenaces— soportan una campaña de desprestigio orquestada desde los rincones más oscuros del poder.
La UCO molesta. Porque investiga sin mirar ideologías. Porque actúa sin deber favores. Porque su trabajo incomoda a quienes viven de la impunidad. Por eso se les ataca, se les quiere manchar.
El objetivo es claro: desacreditar a sus mandos, debilitar su autoridad moral y sembrar la duda sobre su trabajo. Se pretende paralizar procesos judiciales que tocan los cimientos del poder político.
La carta del General Pedro Garrido Roca importa. No es solo una carta: es un gesto de dignidad frente a una maquinaria institucional dispuesta a triturar a los que no se pliegan.
No es la primera vez. Lo vimos con el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos. Con la salida forzada del coronel Manuel Sánchez Corbí. Con el desprecio al Teniente Coronel Oliva. Y ahora con el acoso al Teniente Coronel Antonio Balas Dávila y el excapitán Juan Vicente Bonilla.
Todos ellos tienen algo en común: son hombres de honor. Y en un sistema que no tolera lo que no puede controlar, eso se castiga.
Esta vez, sin embargo, se ha ido más lejos. Se ha señalado públicamente con nombre y apellidos, poniendo en riesgo la integridad de los agentes y de sus familias.
La reforma impulsada por Félix Bolaños para subordinar la policía judicial a la Fiscalía no es modernización, sino control político.
Quitar a los jueces del control de la instrucción es una aberración jurídica, democrática y moral. Significa entregar la investigación penal a un órgano jerárquico sometido al Gobierno.
¿Estamos ante una conspiración para silenciar a jueces y destruir a la UCO? Si es así, no estamos ante un escándalo más. Estamos ante una ruptura constitucional.
En un Estado de Derecho no se persigue a los mandos de la Guardia Civil por motivos ideológicos. Pero en España, está ocurriendo.
“Los hombres de honor no caben en el gobierno de la impunidad”. Así de claro. Así de trágico. Así de necesario decirlo.
La carta del General Garrido es una bofetada a la cobardía política y al abandono institucional.
En su misiva, publicada el 29 de mayo, denuncia la estrategia institucional para desacreditar a la Guardia Civil y condicionar investigaciones que afectan al poder político.
“No nos crearon para eludir la mirada del lado en que se está incumpliendo la ley”, escribe. Y tiene razón.
La Guardia Civil no nació para agradar a ningún poder, sino para servir al ciudadano. Por eso molesta.
Con firmeza, el general expresa el sentir de muchos agentes que sufren la soledad institucional.
Recuerda que la Guardia Civil no es neutral frente al delito, sino leal a la ley. Y esa lealtad está siendo castigada.
Gracias, General Pedro Garrido Roca. Gracias, hombres y mujeres de la UCO.
Por resistir. Por no venderos. Por seguir creyendo en lo correcto. Por respetar vuestro juramento.
Vuestra divisa es el honor. La de quienes os persiguen, el deshonor.
Frente a las cloacas, dignidad. Frente al ruido, principios. Y frente a la cobardía, la UCO.
Siempre, la UCO.
Fuerza y Honor.
Carta abierta a los guardias civiles de la UCO
Pedro Garrido Roca, General de Brigada (R) de la Guardia Civil
Madrid, 29 de mayo de 2025
Llevamos ya varios días escuchando y leyendo noticias sobre el interés de una militante socialista en conocer irregularidades cometidas por el Teniente Coronel Antonio Balas y el Capitán Bonillas, Oficiales de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, implicados en investigaciones como el caso Koldo, el caso del “hermanísimo”, y el caso Begoña, esposa del presidente Sánchez.
Mi apoyo como retirado es simbólico, pero no por ello menos sincero. Cuestión distinta sería que recibieran apoyo explícito de sus mandos.
La Guardia Civil no debe temer actuar dentro del marco de la ley, independientemente de la trascendencia política de sus acciones.
No es la primera vez que agentes quedan solos ante el descrédito, sin respaldo público por parte de quienes deberían mostrarlo.
El liderazgo se basa en la credibilidad moral que otorgan los liderados, no en la autoridad impuesta.
No nos crearon para eludir la mirada cuando se incumple la ley, sino para denunciar esos actos sin distinción del autor.
Podemos sentirnos orgullosos de que los guardias civiles actúen con base en valores profundamente enraizados en la sociedad.
Mi pensamiento es de reconocimiento a esos dos Oficiales que hoy son objeto de ataques. Buscan desprestigiar no solo a ellos, sino a la UCO y a toda la Guardia Civil.
No es casual la elección de los objetivos de estos ataques. El modo de investigar delitos, especialmente en el ámbito político, está cambiando a nivel europeo e internacional.
Se pretende que la policía judicial dependa de la Fiscalía, lo que supone la pérdida del control judicial y el sometimiento al Gobierno.
En un Estado de Derecho, el valor a proteger debe ser la legalidad, no los intereses políticos.
Como decía el general Sánchez Corbí, “la legalidad es la primera víctima cuando aparece la corrupción política”.
Con esta reforma, la Guardia Civil está siendo utilizada como moneda de cambio o instrumento de presión.
No es una crisis más. Es una crisis de Estado.
La UCO representa una línea roja que no se debe cruzar si se quiere preservar un Estado de Derecho.
Por eso hago un llamamiento a la sociedad e instituciones para que mantengan el respeto y apoyo a la Guardia Civil.
Defender la ley es defender la democracia. Sin la UCO, no hay garantía de que esa democracia siga existiendo.