El caso Begoña a la portuguesa que mandará al país a las urnas otra vez
Corrupción en el país hermano

Corrupción en el entorno presidencial: dos países, dos destinos
España y Portugal comparten algo más que una frontera: también tienen escándalos de corrupción que salpican a las familias de sus presidentes. Sin embargo, mientras en España el 'caso Begoña' sigue sin consecuencias políticas para Pedro Sánchez, en Portugal la situación ha sido completamente diferente.
Dimisión y elecciones anticipadas en Portugal
El primer ministro portugués, António Costa, dimitió el pasado noviembre tras un escándalo de tráfico de influencias que involucraba a su entorno más cercano. A diferencia de lo que ocurre en España con Begoña Gómez, la esposa de Sánchez, en Portugal las instituciones reaccionaron de inmediato y el país se prepara para nuevas elecciones.
La diferencia de consecuencias
Mientras que en Portugal la sombra de la corrupción ha llevado a una crisis política y la convocatoria de comicios, en España el Gobierno de Sánchez sigue esquivando las responsabilidades. El escándalo de Begoña Gómez, investigada por presuntas irregularidades en contratos públicos y tráfico de influencias, no ha supuesto ningún tipo de reacción política ni judicial de la misma magnitud.
¿Por qué en Portugal sí y en España no?
- Reacción institucional más rápida: En Portugal, la Fiscalía Anticorrupción actuó sin titubeos, mientras que en España las investigaciones avanzan a paso lento.
- Presión política efectiva: La oposición lusa consiguió que Costa dimitiera, mientras que en España Sánchez cuenta con un blindaje político por parte de sus aliados parlamentarios.
- Diferente cultura de responsabilidad: En Portugal, la mera sospecha de corrupción fue suficiente para forzar cambios; en España, los casos se diluyen en el tiempo sin consecuencias reales.
España sigue sin cambios
Mientras Portugal se prepara para elegir un nuevo Gobierno, España sigue sin abordar las irregularidades que rodean a Begoña Gómez y su entorno. La comparación entre ambos países pone en evidencia la impunidad con la que opera el poder en España, donde los escándalos parecen no tener coste político.