El día del contribuyente por Sonia Villa
Hacienda en España es una fantasía de colores

Estimado contribuyente:
Ha llegado esa fantástica época del año en la que realizas, como buen español concienciado con tu aporte social, la declaración de la renta. Ese momento en el que, con ilusión patriótica, esperas que en la casilla de “total a pagar” la cifra sea positiva para poder colaborar con la prosperidad de tu país.
Verás con gozo, querido ciudadano, cómo esos ingresos que el Estado obtiene de muchos bolsillos como el tuyo, se aplican de una manera transparente y clara, con unos presupuestos prorrogados de la legislatura anterior que no se corresponden con la situación actual de tu país. Pasándose por el forro eso de que prorrogar los presupuestos es una medida temporal para cubrir los retrasos en el trámite de su aprobación, no para usarla años y años cuando un gobierno es incapaz de aclararse ni con los que gobierna. Esto será para ti puro deleite.
Comprobarás con entusiasmo que se empleará tu feliz aporte a la nula inversión que hace que las infraestructuras críticas, o las ferroviarias por ejemplo, se conviertan en una sorpresa diaria y maravillosa según funcionen o fallen. Diversión asegurada. España es un feliz parque temático en el que la montaña rusa puede quedarse sin electricidad en cualquier momento y contigo dentro.
Nuestras fronteras se convertirán en fiestas de bienvenida en lugar de puntos de control. Te dirán, y aceptarás con alegría, que aunque alguien llegue a este país con delitos a sus espaldas, aquí empieza desde cero porque no tiene ninguno. Y te preguntarás por la utilidad de cosas como la INTERPOL o las órdenes de busca y captura internacionales. Eso sí son cosas inútiles que no merecen que se les dediquen tus esfuerzos.
Nuestros flamantes políticos, tan trabajadores y abnegados, tendrán gracias a ti una vida holgada y un ocio adecuado y reconfortante. Paradores de lujo y señoritas por catálogo. Además de proveer para sus familias todos los cargos y negocios que necesiten. Y si es necesario, se proveerá para sus otras familias, para sus amigas con derechos y las familias de estas últimas...
Los recursos sociales serán tu máximo orgullo. Hay que atender a todos. No nos puede frenar un presupuesto – puesto que no existe –, ni la falta de recursos. Somos gente sacrificada que sabe poner por delante a los demás. Habrá para los de fuera antes que para los de dentro. Hacer lo contrario ya no es malicia, sino estulticia. Maltrato. Cuñadismo. Y si no es suficiente con tus impuestos, querido amigo contribuyente, pondrás a disposición de los que no trabajan ni producen tus propias posesiones personales que con tanto esfuerzo has conseguido reunir. Abrirás las puertas de tus casas y pisos con alegría a los que tengan a bien no querer seguir las normas de la sociedad y participar y aportar en ella como lo haces tú. Cubrirás por partida doble, vía impuestos y vía posesiones, lo que los servicios sociales deberían resolver por sí mismos.
Marcarás sin dudar la casilla para ONGs. Ayudas, más ayudas, subvenciones y más subvenciones para ellas. No importa que se hayan convertido en un saco ideológico sin fondo que consume más y más recursos cada día. Comprende que nunca solucionen los problemas para los que fueron creadas y que al contrario, muchas los fomenten y cronifiquen. Es normal, tienen que vivir de ellos. Sé buen ciudadano y no dudes en aumentar con tu “X” su financiación.
Y nuestro ejército. Nuestro orgullo. Aportan la marca de país solidario que nos proporciona su rapidez de intervención en sus misiones de ayuda en países extranjeros. Gasto superfluo como son, se las ingeniarán para ser los mejores con los peores recursos. Llegarán en pocas horas al auxilio de países vecinos, y con paciencia y esmero esperarás días y días si es que la urgencia o el desastre se produce a las puertas de tu casa. Es más, deberás pedirles la ayuda si la necesitas. No importa que no tengas medio de comunicarte o el agua al cuello. Porque lo importante es ser muy solidario y mucho solidario. Con los de fuera.
Los motivos por los que asumir con deleite tu cifra positiva de la casilla “a pagar”, son tan abundantes y variados, que el argumentario sería demasiado extenso. Debes colaborar. Por todo lo expuesto, y ya si acaso para la Sanidad y la Educación, que cada día están peor provistas y funcionan con peor alcance gracias a ti y a esa casilla con cifra positiva que ahora contemplas.
No tengas pena por pagar en tu declaración de la renta. Sabes que tus impuestos se usan de la mejor y más eficaz manera. Sé un buen ciudadano y no protestes.