El retorno del Jedi (pero del lado oscuro)
El pelotón de la muerte quiere volver
En Pablo Iglesias se ha confundido siempre su innegable calidad como demagogo con una capacidad teórica basada en falsas evidencias, útil solo para la movilización emocional y sectaria.
Su figura regresa una y otra vez como un Jedi caído, que en lugar de buscar la justicia galáctica, se entrega al poder de la retórica manipuladora y la polarización política.
El problema no es que vuelva, es que siempre vuelve con rencor, disfrazado de analista, pero con el sable láser de la revancha encendido.
Su discurso pretende ser profundo, pero es solo una capa de humo ideológico que encubre una obsesión por el control y una aversión visceral al disenso.
Como en toda saga, hay quien lo sigue viendo como el elegido, el que iba a traer equilibrio, cuando en realidad solo ha sembrado más caos en la Fuerza.
La izquierda que alguna vez lideró sigue pagando el precio de sus decisiones, y él, desde la sombra, continúa dando órdenes como un Palpatine de barrio, creyéndose imprescindible.
Su retorno no es heroico, es la confirmación de que, en política, los fantasmas del pasado no se disuelven... simplemente cambian de forma.