Evento del pasado 12 de abril: Defensa, policía y seguridad privada en Madrid
Contaron con gente como Macarena Olona

El pasado sábado 12 de abril, la ciudad de Madrid acogió el primer evento presencial sobre cultura de defensa, policía y seguridad privada organizado íntegramente por civiles.
El evento tuvo lugar en el Hotel Inhala Garden, situado a escasos metros de la Gran Vía, y reunió a un nutrido grupo de profesionales y aficionados interesados en el ámbito de la seguridad nacional.
Aunque durante toda la jornada se abordaron temas sumamente interesantes, uno de los momentos más destacados fue la intervención sorpresa de Macarena Olona, exdiputada de VOX y actual abogada del Estado.
Durante una conversación moderada por 2020Soldier —tutor en Academia de Combate, entrevistador del evento y exmilitar de la BRILAT—, surgió una pregunta crucial:
“¿Cómo se ve desde los puestos de responsabilidad a las personas que deciden dedicar su vida a servir a España como militares?”
“¿Qué visión tienen las autoridades sobre los soldados y la tropa?”
La respuesta de Macarena Olona fue clara, rotunda y emotiva:
“La sociedad y las autoridades no os ven a la altura que os merecéis. Cada día que os ponéis las botas y dejáis a vuestras familias en casa, sin saber si volveréis, estáis demostrando un compromiso y una valentía que no siempre es reconocida.”
Estas palabras fueron seguidas de una ola de aplausos del público, reflejo de la emoción compartida por muchos de los asistentes.
Macarena Olona y su defensa del futuro militar
La exdiputada también abordó uno de los temas más sensibles para las Fuerzas Armadas: la problemática de la salida forzosa de los militares a los 45 años.
“La defensa de España no es temporal. No puede ser que, después de invertir durante más de 25 años en el capital humano, la única salida sea echar a estos profesionales a la calle.”
“¿Qué empresa se puede permitir semejante derroche de talento y experiencia? ¡Me niego!”
La reflexión de Olona tocó una herida abierta en la comunidad militar.
Cualquier persona que haya vestido el uniforme sabe que, año tras año, deben despedirse de compañeros que, tras décadas de servicio, son obligados a buscarse la vida con una pequeña pensión y enormes dificultades de reinserción laboral.
Si bien es cierto que el ejército ofrece alternativas de promoción interna y reenganche, las plazas disponibles son escasas y no garantizan solución para todos.
¿Un modelo caduco?
El actual sistema de tropa no permanente y compromisos de larga duración ha quedado completamente obsoleto.
Mientras algunos trabajos en los cuarteles son realizados por personal civil, miles de soldados perfectamente formados son apartados de la institución.
¿Por qué no reconvertir esos puestos para los militares veteranos de más de 45 años?
¿Por qué seguir desperdiciando experiencia y formación pagadas con dinero público?
La respuesta, como tantas veces, no reside en las Fuerzas Armadas, sino en la decisión política.
Aunque el ejército es una institución apolítica, quien decide el número de plazas y las condiciones de permanencia es el Gobierno de turno.
Cada año, miles de militares son rehenes de decisiones políticas ajenas a su sacrificio, su formación y su servicio a España.
Un sistema que debería ser revisado urgentemente si realmente se quiere honrar y cuidar a quienes defienden la nación día tras día.