Ferraz minimiza a los críticos del PSOE: "La militancia ya los pone en su sitio"
Óscar Puente hecha balones fuera

La dirección del PSOE vive en su burbuja. Mientras el país asiste atónito a una degradación institucional sin precedentes, en Ferraz optan por la soberbia, el ninguneo y la autocomplacencia. Pedro Sánchez, el gran arquitecto del desprestigio institucional, ni escucha, ni rectifica, ni se inmuta.
Todo lo que no sea la obediencia ciega es considerado traición. Y si alguien dentro del partido se atreve a levantar la voz, la respuesta es clara: "la militancia ya los pone en su sitio". Traducido: el aparato los aplasta, los silencia y los borra del mapa. Como si la militancia fuera propiedad privada del secretario general.
Óscar Puente, el vocero de la furia sanchista, ha salido en tromba contra Eduardo Madina, uno de los pocos con dignidad suficiente para llamar a las cosas por su nombre. Pero en este PSOE, corrompido hasta la médula por el culto al líder, no hay espacio para la decencia ni para el pensamiento propio. Solo hay espacio para el eco de la consigna.
Pedro Sánchez ha convertido el PSOE en su cortijo personal. Los congresos, las votaciones, las decisiones: todo es un teatro en el que solo se representa una obra, la de su permanencia en el poder, cueste lo que cueste. Aunque eso implique hundir las siglas centenarias del partido o destruir la credibilidad de nuestras instituciones.
No estamos ante un líder. Estamos ante un personaje que necesita la confrontación constante para sobrevivir. Que ha hecho del enfrentamiento su única estrategia. Que no tolera crítica ni oposición, ni fuera ni dentro del partido. Y cuya corte de aduladores aplaude con frenesí cada paso hacia el abismo.
Madina representa la memoria de un PSOE que aún aspiraba a ser un partido de Estado. Hoy, esa memoria estorba. Por eso lo atacan, lo desprecian y lo tildan de "resabiado", como si exigir ética política fuera un pecado.
Lo cierto es que Pedro Sánchez teme a los que tienen principios, porque sabe que su poder se basa en la sumisión y el oportunismo. Por eso necesita silenciar a cualquier voz que no se arrodille. Y por eso la maquinaria de Ferraz actúa con tanta violencia verbal contra los pocos que aún no se han rendido.
Este no es el PSOE que fundaron los socialistas honestos. Este es el PSOE de Pedro Sánchez, un partido al servicio de un hombre, no de unas ideas. Un instrumento de propaganda al servicio de su supervivencia política. Y cada día que pasa, más militantes y votantes se dan cuenta del precio que estamos pagando por ese narcisismo sin freno.