Iglesias pierde el micro y la vergüenza
El macho alfa del comunismo estalla contra Vito Quiles por preguntas incómodas.

Pablo Iglesias, ese revolucionario de moqueta y moño bien engrasado, ha vuelto a enseñar los colmillos...
Pero no contra los narcos de Galicia, ni contra la inflación, ni contra los okupas que destrozan barrios. No, su guerra es contra un micrófono y un periodista que no se arrodilla.
Durante la presentación de su nuevo panfleto de autoayuda ideológica, titulado “Enemigos íntimos” (spoiler: se lleva mal con todos), el ex vicepresidente podemita se desató como un tertuliano en cólera, arrebatándole el micro al reportero Vito Quiles y lanzándolo cual martillo soviético. Todo porque osó preguntarle por las denuncias de acoso laboral que le persiguen como sombra en despacho cerrado.
“Eres basura”, soltó Iglesias con esa elegancia de soviet de barrio que lo caracteriza. Una reacción de manual para un tipo que solo tolera la libertad de expresión si viene con coleta y aplausos de La Sexta.
El episodio confirma lo que ya es evidente: la izquierda que presume de tolerancia no soporta la discrepancia, le enerva la verdad y le irrita que alguien no se postre ante su superioridad moral de plató. Cuando el discurso se cae, vuelan los micros. Y si pueden, también te cancelan.
Mientras tanto, Iglesias sigue en su cruzada interna contra Yolanda, Sumar y todo lo que huela a rivalidad progresista. ¿Por qué? Porque ni entre ellos se aguantan. La izquierda está en plena guerra civil ideológica, y el pueblo español, mientras tanto, aguantando sus shows de callejón como si fueran debates de altura.
“El problema no es Vito, es que Pablo no soporta que ya nadie le escuche sin reírse.”
España necesita políticos, no tiradores olímpicos de micrófonos.