La crónica de Sonia Villa sobre Baldoví y que el mismo prefiera a Satanás antes que "La Santa Faz"
Baldoví tiene serios problemas de identidad

Que el señor Baldoví y cuatro pancatalanistas chiringuiteros no comprendan el significado de una tradición con más de quinientos años de antigüedad, y decidan convertirla en un instrumento político para sus mensajes y soflamas, no tiene ningún argumento que en Alicante puedan usar para justificar tamaña metedura de pata.
Su genial idea de desplegar una pancarta cien veces más grande que su lista de votantes –sujetada por apenas unos pocos que han tenido que venir de fuera–, en una romería como la de la Santa Faz, donde participan más de 350.000 personas de toda creencia, condición e ideología, demuestra un desconocimiento tan profundo de las costumbres de Alicante, que no creo que ningún alicantino en su sano juicio les quisiera cerca de nuestras fiestas y tradiciones. Ninguno.
Y la explicación es sencilla: la Santa Faz y su romería nunca ha sido ni será un espacio para la política. Los señores de Compromís no lo saben, pero lo que les ha parecido una estupenda idea, no va a ser sino un tiro en el propio pie, que los ciudadanos, tan orgullosos de sus costumbres y signos de identidad, les van a hacer pagar muy caro en las urnas.
Y no lo saben porque ellos, en su tradicional desprecio por lo autóctono, y queriendo meternos con palanca una identidad ajena que nunca ha sido nuestra, todavía no son conscientes de la resistencia de los valencianos a que nos llamen lo que no somos o a que toquen nuestras señas y costumbres.
La tentación de ir a un sitio donde, al contrario que en sus convocatorias, hay más de cuatro exaltados y un gato fue demasiado grande, y han cometido un error que esta ciudad no les va a perdonar.
Primero, porque para nosotros nada ni nadie puede estar por encima de la Santa Faz en su día; y segundo, porque hay una inmensa cantidad de personas que están hasta el infinito y más allá de que cuatro desarrapados a los que solo les mueve el ansia por un sillón, nos metan su política en absolutamente todos los ámbitos. En todas partes. Proceda o no.
Y en este caso no procedía. No saben hasta qué punto en Alicante la Santa Faz se debe respetar... Pero lo sabrán. Utilizar políticamente y sin preguntarles la imagen de los peregrinos que pasaban por allí, para dar a entender que apoyaban su reivindicación, sea la que sea, más lícita o no, les pasará una factura importante.
La Santa Faz no se toca. No en esta ciudad. No en nuestros espacios de unión y convivencia apolíticos.
Si lo de Compromís puede achacarse al odio por todo lo que huela a religión, a la ilusión de ver a más de veinte personas juntas en una convocatoria o al desprecio por una tradición propia, que deben destruir para colarnos esas otras ajenas –cosa que los llevará a ser un partido aún más residual de lo que ya es–, lo del PSOE de Alicante ya no tiene nombre, sentido ni justificación.
Que un alicantino de pura cepa, que conoce la tradición, el significado y la importancia de este día, se atreva a usar el atuendo típico de romero para llevar impreso en él mensajes políticos, ya no es solo un tiro en el pie. Es dinamitar políticamente su propia sede local.
Mientras otras entidades u organizaciones reparten agua, rollitos, mistela, azulejos o incluso paella entre los peregrinos, los alicantinos del PSOE reparten, oh, maravilla: publicidad política.
Convierten con esto un día capaz de unir a más de 350.000 personas por los motivos más dispares, pero siempre alejados tradicionalmente del espacio político, en su patio de recreo. Han hecho del día de los alicantinos su particular día de campaña electoral.
Considerar esto desafortunado es quedarse muy corto.
Seguro que muchos de ellos vieron venir que esto podía ser contraproducente, pero la obediencia ciega que les caracteriza –aun en cosas que interiormente no comparten– y la servidumbre a un amo superior por miedo a perder posición y puesto, parece pesar más en su conciencia que el respeto a una sociedad y a unos votantes en potencia que no quieren este tipo de manifestaciones en sus días más importantes.
Y mucho menos que se use su presencia en fotos y titulares para servir a intereses políticos cuando ni se les ha preguntado si querían estar en ellas.
El ya tradicional postureo de algunos representantes políticos en este día, que solemos pasar por alto mientras no hagan precisamente cosas como las que Compromís y PSOE han hecho en el día de ayer, ha pasado con estos hechos a convertirse en la falta de respeto y la ofensa más intolerable que podían idear cometer.
Y no contra el contrincante político, sino contra toda una sociedad.
Y no lo vamos a tolerar. Los ciudadanos alicantinos no vamos a consentir que manchen con su política de intereses partidistas el más sagrado de nuestros días.
Nunca antes había pasado, y seguramente no volverá a pasar. Eso corre de nuestra cuenta y donde se debe.
Las únicas palabras que deben estar presentes este día, impresas o a viva voz son:
¡Faz Divina!
¡Misericordia!