Marlaska culpa los españoles de lo sucedido en Torre Pacheco
Marlaska ignora el problema de fondo
Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, ha vuelto a recurrir al discurso fácil y a la retórica partidista tras los graves disturbios registrados en Torre Pacheco (Murcia).
En lugar de asumir la responsabilidad que le corresponde como máximo responsable de la seguridad, ha culpado a los ciudadanos y a la oposición política, acusándolos de propagar "falsos discursos racistas y xenófobos".
La estrategia es conocida: culpar al mensajero para no mirar al monstruo que ha crecido por inacción institucional. Marlaska, lejos de ofrecer soluciones o reconocer errores, prefiere señalar a los vecinos preocupados por su seguridad como responsables de la crispación social.
¿Es racismo exigir seguridad, denunciar delitos o pedir presencia policial? ¿O es simplemente cansancio y abandono lo que sienten los vecinos de tantos municipios donde la inseguridad se ha disparado sin respuesta del Gobierno?
El ministro no habló del aumento de la delincuencia, ni del colapso de los sistemas de acogida, ni del deterioro de la convivencia. Tampoco explicó por qué Interior no ha reforzado la presencia policial en zonas tensionadas, o por qué los cuerpos de seguridad trabajan con recursos limitados mientras él guarda silencio.
En vez de asumir responsabilidades, Marlaska opta por la táctica de siempre: criminalizar al ciudadano que se atreve a alzar la voz, blanqueando los conflictos sociales y ocultando los datos reales.
La fractura no la crean los discursos, sino la negligencia. Y cuando la población percibe que se protege más a los delincuentes que a los vecinos, la confianza en las instituciones se rompe.
Marlaska no está siendo un ministro del Interior. Está siendo un comisario ideológico al servicio del relato oficial. Y eso, en un momento de tensión social creciente, es una irresponsabilidad que la sociedad no debería tolerar más tiempo.