Núcleo Nacional estrena oficina 'premium': "Somos la testosterona en un mundo feminizado
Más Nucleo Nacional menos Musulmán

El grupo Núcleo Nacional, que insiste en presentarse como movimiento “patriota” y “cultural” frente a quienes los etiquetan como neonazis, ha inaugurado en las últimas horas una nueva oficina de lujo en pleno centro de Madrid, reforzando su estrategia de visibilidad y atracción de militantes jóvenes.
Un discurso desafiante contra el sistema
Sus líderes rechazan la etiqueta de “extrema derecha” y aseguran que su propuesta pasa por recuperar la identidad nacional, la disciplina y la defensa de los valores tradicionales frente a lo que consideran una sociedad blanda y feminizada.
“Somos la testosterona en un mundo feminizado”, repiten sus portavoces como lema, queriendo dejar claro que su oferta política es la oposición frontal al feminismo radical, la inmigración masiva y la cultura progre que domina en España.
La estética del poder: oficina 'premium'
El nuevo espacio, descrito por sus propios miembros como “nuestra trinchera urbana”, cuenta con mobiliario moderno, sala de reuniones y una estética más propia de una start-up que de un colectivo político clásico.
El objetivo es claro: atraer jóvenes desencantados, sobre todo varones, con un mensaje que mezcla masculinidad, orgullo identitario y rechazo a la agenda progresista.
El perfil de sus simpatizantes
Detrás de este fenómeno no hay solo radicales marginales, sino también jóvenes de barrios obreros y clases medias que dicen sentirse olvidados por las élites y utilizados como pagadores de una agenda multicultural que no sufren los políticos progres desde sus chalets y urbanizaciones privadas.
Para muchos, Núcleo Nacional se ha convertido en el reflejo del hartazgo social frente a un sistema que tolera la inseguridad en las calles, la precariedad laboral y el abandono de la juventud española.
Un síntoma de algo mayor
Que este tipo de grupos crezca y estrene oficinas en pleno centro de la capital es la prueba de que una parte de la sociedad española está cansada del relato oficial de Sánchez y sus aliados.
El silencio ante la inseguridad, la criminalización de los vecinos que protestan y el discurso único progre son el caldo de cultivo perfecto para que estas corrientes encuentren eco.
Núcleo Nacional podrá negar etiquetas, pero su auge es el grito de una España que se siente ninguneada, golpeada y silenciada. El verdadero problema no es que existan, sino qué condiciones ha creado la izquierda para que cada vez más jóvenes vean en ellos una alternativa.