Óscar Camps, el "salvador" del Open Arms que pagaba en negro a sus socorristas

Nunca ha sido lo que dice ser Óscar Camps

Redacción
Internacional
sábado, 30 de agosto de 2025

El aura de ONG solidaria que rodea al Open Arms vuelve a tambalearse. El hombre que se presenta como salvador de inmigrantes en el Mediterráneo, Óscar Camps, aparece ahora señalado por prácticas que destapan su verdadero rostro: pagos en negro a socorristas que trabajaban para él, además de su conocida habilidad para exprimir subvenciones públicas.


El héroe fabricado por la izquierda mediática

Desde hace años, Camps se pasea por platós y titulares como un "referente humanitario", mientras recibe millones en ayudas y subvenciones de gobiernos que usan el discurso de la inmigración como arma política.

Sin embargo, la realidad que se destapa es mucho más turbia: trabajadores sin contrato, sueldos en B y condiciones precarias, mientras él se llena los bolsillos vendiendo la idea de que es un paladín de los derechos humanos.


El negocio de las subvenciones

Camps no es un filántropo, sino un empresario del buenismo. Cada inmigrante rescatado es utilizado como argumento para seguir recibiendo dinero público, dinero que pagamos todos los españoles a través de impuestos.

¿Dónde queda la transparencia? ¿Dónde están las auditorías de esas cuentas que parecen más propias de una empresa privada que de una ONG?


Hipocresía en estado puro

La izquierda política y mediática ha encumbrado a Camps como un héroe frente a los "malvados europeos que no quieren inmigrantes". Pero lo que ocultan es que el propio Open Arms funciona como una empresa privada de la inmigración, donde los trabajadores son explotados y donde la moralidad es solo un escaparate para seguir recibiendo subvenciones millonarias.

Es la misma hipocresía de siempre: señalar al pueblo español como insolidario, mientras ellos se lucran con la desgracia ajena.


Conclusión

Óscar Camps no es más que otro corrupto de las subvenciones, un personaje que viste de humanidad lo que en realidad es un negocio redondo a costa del dinero público y de la ingenua complicidad de la izquierda buenista.

Mientras tanto, socorristas mal pagados y trabajadores en negro demuestran que el supuesto héroe solo cree en salvarse a sí mismo.


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