Sánchez teje una política intervencionista en la 'guerra' contra las empresas
No quedará una Pyme viva con Pedro Sánchez
El Gobierno de Pedro Sánchez ha intensificado su estrategia de intervencionismo económico, generando tensión con importantes sectores empresariales del país. Desde la intervención en la opa de BBVA sobre Sabadell hasta la presión pública sobre empresas energéticas o alimentarias, el Ejecutivo ha mostrado una clara voluntad de influir directamente en el mercado.
Moncloa defiende estas acciones como medidas para proteger el interés general, evitar oligopolios y garantizar el acceso justo a servicios esenciales. Sin embargo, desde sectores empresariales y de la oposición se denuncia un clima de hostilidad hacia la iniciativa privada, que podría traducirse en una menor inversión y creación de empleo.
Los casos recientes, como las críticas abiertas a grandes bancos o las advertencias sobre fusiones y subidas de precios, alimentan la percepción de una "guerra ideológica" contra las grandes compañías. Todo ello en un contexto de incertidumbre económica y con la vista puesta en las próximas elecciones europeas, donde el discurso social del Gobierno busca movilizar a su electorado más afín.
Mientras tanto, las organizaciones empresariales advierten de un deterioro del clima de confianza, clave para la recuperación económica. Algunos analistas ya hablan de un cambio de modelo, donde el Estado gana peso en sectores estratégicos a costa de una menor libertad económica.