Según Pedro Sánchez los abuelos actuales comían gatos después de la guerra civil
Pedro Sánchez el señorito dando lecciones de la guerra civil

El Gobierno ha lanzado una nueva iniciativa educativa en la que invita a los niños a preguntar a sus abuelos "si tuvieron que comer gatos" durante el franquismo. La actividad, enmarcada dentro de un programa sobre memoria histórica, busca que los menores “conozcan estrategias para sortear el hambre y resistir en tiempos difíciles”.
Un enfoque polémico en la enseñanza de la historia
El programa ha sido recibido con críticas y escepticismo por parte de la oposición y numerosos historiadores, que consideran que este tipo de ejercicios distorsionan la realidad y fomentan una visión sesgada del pasado. Desde el Gobierno defienden que su objetivo es sensibilizar a las nuevas generaciones sobre las dificultades de la posguerra y hacer que comprendan el impacto que tuvo en la población.
Según los organizadores, la actividad forma parte de una serie de dinámicas en las que los niños entrevistarán a familiares mayores para recopilar testimonios sobre cómo la escasez de alimentos afectó a la sociedad en distintas épocas de la historia de España.
Críticas y reacciones
Desde sectores críticos, se ha señalado que la propuesta roza lo absurdo y el adoctrinamiento, y que intenta manipular la percepción histórica de los niños. “Es increíble que el Gobierno esté promoviendo que los niños pregunten a sus abuelos semejantes disparates. Hay formas más serias de enseñar historia”, afirmó un portavoz de la oposición.
Otros expertos han advertido que este tipo de actividades simplifican y distorsionan la complejidad de la posguerra española, generando una narrativa politizada en lugar de una enseñanza objetiva y rigurosa.
Por otro lado, asociaciones vinculadas a la memoria histórica han defendido el programa, asegurando que se trata de una iniciativa para que las nuevas generaciones conozcan las dificultades que enfrentaron sus antepasados y valoren los avances sociales actuales.
¿Un intento de reescribir la historia?
Esta actividad se suma a otras iniciativas del Gobierno en materia de memoria democrática, algunas de las cuales han sido duramente criticadas por su enfoque. Mientras el Ejecutivo insiste en que se trata de una manera de dar voz a los testimonios olvidados, sus detractores lo ven como un intento de imponer una visión parcial del pasado.
El debate sigue abierto, pero lo que está claro es que la enseñanza de la historia se ha convertido en un nuevo campo de batalla ideológico en España.