Si Sánchez dice esto de los suyos, a saber lo que dirá de los que no lo son
Solo Pedro Sánchez sabe tirarle piedras a Pedro Sánchez

Pedro Sánchez vuelve a retratarse. Cuando ataca a los suyos, lo hace sin pudor, sin matices, y con la frialdad de quien considera a todo el mundo prescindible salvo a sí mismo.
¿Qué clase de líder dinamita su propio equipo mientras exige lealtad ciega a los demás? Solo uno cegado por el poder, dispuesto a sacrificarlo todo —incluyendo compañeros y principios— para mantenerse en La Moncloa.
Este no es un presidente, es un operador político sin escrúpulos. La traición es su moneda de cambio. Hoy es un ministro, mañana es un aliado. Nadie está a salvo.
Y si así trata a los que tiene cerca, imaginemos el desprecio que guarda para quienes piensan distinto, para la oposición, para los ciudadanos críticos.
Sánchez no gobierna, maniobra. No lidera, impone. Y su desprecio por la coherencia solo es comparable con su desprecio por la inteligencia de los españoles.