Trump denuncia asesinatos de agricultores blancos en Sudáfrica
Los blancos están teniendo muchos problemas en Sudáfrica

Donald Trump ha vuelto a situar a Sudáfrica en el foco internacional tras su encuentro con el presidente Cyril Ramaphosa, al que acusó de permitir una persecución sistemática contra los agricultores blancos del país.
"Hay mucha gente que se siente perseguida", afirmó Trump en declaraciones a la prensa tras la reunión. Durante el encuentro, el exmandatario estadounidense mostró recortes de prensa, vídeos y cifras que, según él, evidencian el asesinato de miles de granjeros blancos en los últimos años.
Ramaphosa, por su parte, rechazó con firmeza las acusaciones. Según el presidente sudafricano, la mayoría de las víctimas de la violencia rural son ciudadanos negros, y calificó las palabras de Trump como desinformación basada en prejuicios raciales.
Este discurso coincide con la narrativa promovida por sectores conservadores y plataformas digitales como Grok, la inteligencia artificial de Elon Musk, que han calificado a Sudáfrica como un país "anti-blanco", pese a que los tribunales sudafricanos han tachado estas afirmaciones de falsas e imaginarias.
A raíz de la polémica, Trump anunció que Estados Unidos ofrecerá asilo a agricultores blancos sudafricanos, alegando que se enfrentan a un "genocidio". La decisión ha generado división: mientras sus seguidores aplauden la medida, defensores de derechos humanos y analistas internacionales acusan al expresidente de usar el dolor ajeno con fines políticos.
Datos oficiales de la policía sudafricana reflejan una realidad más compleja. Entre 2020 y 2024, se registraron 225 asesinatos en zonas rurales; de ellos, solo 53 víctimas eran agricultores blancos, siendo la mayoría trabajadores agrícolas negros.
La tensión diplomática entre ambos países se ha intensificado, poniendo en entredicho las relaciones bilaterales. Mientras Trump insiste en denunciar un genocidio, Sudáfrica defiende su democracia y su compromiso con la reconciliación racial.
El debate está servido, pero los datos desmienten la alarma promovida por sectores radicales.