Un 25% de las respuestas a Pedro Sánchez en X son agresivas: el desgaste de un presidente desconectado
El PSOE dirá que son cosas de la ultraderecha
Madrid — Un estudio reciente ha revelado que uno de cada cuatro mensajes en respuesta a publicaciones de Pedro Sánchez en X (antes Twitter) contiene un tono agresivo. La investigación, que analizó las interacciones durante una semana de mayo de 2022, confirma lo que muchos ya perciben: el presidente del Gobierno sufre un alto nivel de rechazo social y político.
Un líder cada vez más cuestionado
La cifra no es menor. En un país de fuerte polarización política, alcanzar un 25% de mensajes agresivos no solo refleja el clima de crispación, sino también el desgaste personal y de credibilidad que arrastra Sánchez. Críticos del Ejecutivo apuntan que el presidente “ha roto puentes con amplios sectores de la sociedad” debido a sus pactos con independentistas, su gestión económica errática y su política exterior errática.
De la propaganda al rechazo
Mientras Moncloa insiste en presentar sus publicaciones en redes como un canal de comunicación “directo y transparente” con los ciudadanos, lo cierto es que muchos perciben los mensajes de Sánchez como propaganda vacía, alejada de las preocupaciones reales: inflación, paro juvenil, inseguridad o crisis institucional.
“No se puede gobernar a base de eslóganes mientras el país se deteriora”, apuntan voces críticas desde la oposición, que ven en estos datos un reflejo del hartazgo ciudadano.
La hemeroteca como enemigo
El propio Sánchez ha caído en contradicciones notorias: desde prometer que “jamás” pactaría con Bildu hasta apoyarse en ellos para sacar adelante iniciativas clave; o de jurar que bajaría impuestos a la clase media a aprobar subidas que han golpeado directamente al bolsillo de millones de españoles. En redes, estas inconsistencias son recordadas constantemente, alimentando el rechazo.
Un aviso para el futuro
El estudio no solo mide agresividad, también advierte de una pérdida progresiva de apoyo y legitimidad. A menos de un año para posibles citas electorales clave, el presidente afronta el reto de recuperar la confianza perdida. Para muchos, la respuesta a sus mensajes es el termómetro más crudo de un liderazgo que, cada día más, parece gobernar de espaldas a una gran parte de la ciudadanía.