Vox defiende darle al PSOE la alcaldía de Massamagrell (Valencia)
EL HUNDIMIENTO

Recuerdo aquella película que narraba los últimos días del Tercer Reich. Encerrado en su búnker, Adolf Hitler daba órdenes a ejércitos que ya no existían y eran cosa del pasado. Lo ocurrido en Massamagrell este sábado me recuerda un poco a esto: un concejal con pocas luces, una directiva de VOX Valencia incapaz, dando órdenes a afiliados de pueblos que ya no existen.
En la provincia de Valencia hay dos VOX: uno capitaneado por el dinosaurio Gil Lázaro, que ya es hora de que se jubile de una vez y se lleve a sus palmeros, y otro liderado por el capo de Cortes, que sostiene el cadáver político de Mazón mientras mete la pata cada vez que abre la boca. Ese que se dormía por los rincones en cualquier asamblea del partido. Ese mismo que va mirando hacia atrás a ver quién le besa el culo, enchufando a amigos y familia al estilo Pedro Sánchez.
Mazón es presidente gracias a estos mediocres. Los mismos que negociaron en las Cortes Valencianas que VOX tuviera un mísero 4% del presupuesto de la Generalitat con el 18% de los votos. ¿Qué iban a cambiar con eso? NADA. Cambiaron ideas por sillones, principios por sueldos, la esperanza de los votantes por la comodidad de los cargos.
Gracias a la mediocridad de esta gente, VOX nunca pasará de ser la mera comparsa del PP. Eligen a los más mediocres para los cargos, no sea que alguien destaque más que el jefe impuesto, mientras miles de afiliados y simpatizantes abandonan la formación. ¿El motivo? El abandono de los pueblos, la traición de sus dirigentes, la hipocresía institucionalizada.
Nos mintieron. VOX es más de lo mismo: casta vestida de verde, casta de lo más casposo, jaleada por expeperos que riegan los oídos de masas engañadas, pensando que solo queda VOX. Pero no queda nada más que sus sueldos, sus asesores, sus prebendas.
Las ideas de la Agenda España pueden quedarse olvidadas en un cajón, traicionando a miles y miles de españoles de bien, mientras en los pueblos les parece bien que sus concejales apoyen que gobiernen los socialistas.
El hundimiento no es de un partido. Es de una ilusión.