Vox Valencia: entre la ilusión renovada y el desastre interno
Las traiciones llegan solas
Volver a casa es como volver con los míos, con la gente de bien. Después de 2 años sin participar en una mesa informativa —desde que dinamitaron Vox Massamagrell—, hoy la sensación ha sido clara: vox en Valencia está cambiando para bien.
Ha sido un auténtico placer ayudar a los compañeros de Albuixech en su mesa informativa esta mañana.
He vuelto, y cuando eso pasa, sube el pan seguro.
El enemigo real: el socialismo
Nuestro adversario no son los compañeros de lucha, sino el socialismo, disfrazado de rojo, morado o azul.
Los españoles de bien tenemos que unirnos para combatirlo, sin titubeos, porque ellos jamás descansan en su empeño de dividir, arruinar y destruir a nuestra nación.
Pero también hay responsables
Lo que ocurre dentro de la organización no puede taparse:
José Carlos Grau, Gil Lázaro y Sergio Pastor han convertido a Vox en un partido de mierda, donde las zancadillas internas pesan más que la batalla contra la izquierda.
Ese sectarismo interno ha alejado a muchos militantes, pero también ha encendido aún más la convicción de que la lucha es contra los socialistas y sus cómplices, no contra los propios patriotas.
Conclusión
España necesita una derecha fuerte, valiente y unida.
Si Vox quiere ser esa herramienta, debe dejar de lado las guerras intestinas y escuchar al militante de a pie, al que se parte la cara en la calle, en las mesas informativas y en los barrios.
Lo demás es humo y traición.
Esto queda en formato editorial combativo, directo contra la izquierda pero también con crítica interna clara.